viernes, 23 de mayo de 2008

El Pan de Anís

Heeeeeeeeeeeey!!! Omití mi nombre en elcuento!!!!!!!!!!!
Aquel cuento de abajo es míoooooooooo:
Viviana López Torres

:)

El Pan de Anís

Terminamos de comer y de nuevo nadie se había comido el pan de ánís que habían traído casi hace una semana de El desierto de los leones. Yo lo vi y dije: ¡cómanselo!- me esiré para alcanzarlo y noté que ya estaba algo duro.
-Tiene hongos- dijo mi hermano René, un chico de 14 años, delgado, con corte de melena color café castaño, quien se mantenía aljado de él.

-¿Hongos?- preguntó mamá incrédula a tal afirmación. Sus pestañas estaban abiertas casi como la cola de pavo real. Tal vez no sea la major descripción, pero fue lo primero que se me vino a la mente al ver tremendo asombro en ella. Pero seguro has notado alguna vez como los pavo Reales han cambiado de tener su cola delgada y desapercibida a un tremendo abanico llamativo y extravagane. Y sí, justo así fue como se abrieron sus pestañas. Tendrías que haberlas visto.
Y como sonaba tan convincente, mamá y yo voleteamos a verlo y casi al unísono preguntamos -¿dónde?-
René muy decidido tomó aquel trozo de pan y lo volteó. Una pequeña cosita verde, como la lama que se pega en las rocas de las lagunas, estaba comenzando a salir. No era mucha. De hecho era apenas visible. Pero en efecto, René estaba en lo correcto.
-Pues es que ustedes no se lo comen- argumentó mamá. Vestía un pantalón de mezclilla y una blusa morada. su típico peinado con fleco de arcos y su cara con rubor. -Todos los´días ahí ha estado y no le hacen caso. Bien les dijo don chepe que les dejaría pan con la condición de que se lo comieran. y ustedes dijeron que sí, y miren...-
Percibí que nos estaba culpando a nosotros de algo en el que todos teníamos la misma culpa (en caso de llamarle así). Si es cierto que nosotros no lo habíamos comido, ella no culpa podría librarse de estar en la misma situación.
-¡Cómanselo!- decía como si on su discurso nos hubiesemos sentido con algún remordimiento.
Yo estaba satisfecha. Habíamos comido un plato muy completo de tres tacos de pollo conensalada de arroz. Y después de lo de los hongos... no me iba a comr ese pan.
-¡No me cabe má! además no se me antoja- dijer retirando un poco los platos de la comida.- ¿Poruqé no te lo comes tú?- pregunté con la curiosidad de ver qué excusa iba a poner en su defensa.
-Ah, pues a mi tempoco me cabe. Comí mucho, hija.- y se levant+o de la mesa con los trastos que luego dejó en el fregadero de la cocina. Mi hermano se fue a su habitación. ¡Y ese pan...! ese pan se sumaba a no sé cuantos más bolillos que ya se habían podrido que había descubierto no hace mucho tiempo arriva del refrigerador. Muy puestos en sus bolsas de papel café,amarrados con una bolsa de plástico. No eran dos ni tres; eran fácilmente cuetro bolsas que, cuando me quise preparar una torta, encontré con más de un bolillo intacto, enlamado y duro, por el olvido de mamá. o almenos eso quiero pensar...

Permanecí en la mesa un rato. Viendo en ese pan de anís... la satisfacción que nos pudo haber traído si hubieseestado fresco; una rica merienda sumergiéndola en una taza de chocolate espumoso, un desayuno en donde se le untase meremelada de zarzamora, una comida en la que a la hora del postre se le pone una rebanada de delicioso ate de guayaba... ¡y todo para que ahora solo fuera un pan duro más que terminaría en la basura? No podía permitirlo. Me inquietaba en cierto modo. Algo debía hacer con ese pan de anís. algo que, porsupuesto, no fuera deshecharlo. Y tenía que ocurrírseme algo pronto, porque mamá no tardaría en desaparecerlo. ... o almacenarlo en su "reclutamiento de panes".

Pasado un rato mamá salió y yo aún no sabía exacatamente que iba a hacer. ¿dárselo a un vagabundo con el riesgo de que me lo botara enla cara, ir en busca de un perro callejerohambriento que puede que me lo arrebate con todo y manoademás de pasarme un cúmulo de pulgas, ir a las plasas del Distrito Federal en busca de palomas...? y ¿si no encontraba palomas? yo quería que no se desperdiciara ese pa, quería hacer algo de bien, algo en lo que se aprovechara. Mi conciencia me decía que yo tenía que encontrar una solución, una buena alternativa, una...
-¡Ya sé!- Pensé -¡Los patos!
Cerca de donde vivo hay un parque con un estanque, y ahí hay muchos patos. Generalmente todo el tiempo están hambrientos. Pues son pocas las personas que se acercan a soltar algunos trozos de tortilla o migajas de pan. Y no así los patos que en el afán de saciar su hambre llegan en decenas hacia el alimento escaso que les arrojan.
Se me acababa de ocurrir una gran, gran idea en la que todos salíamos ganando: mamá se desharía del pan, el pan no se desperdiciaría, yo haría una acción buena y los patos comerían. ¡Eraalgo estupendo! Así que sin pensarlo dos veces, subí, le dije a René que saldría un momento y que si mamá regresaba y preguntaba algo, le dijera que me había eshecho de su pan "hongueado".
Bajé las escaleras, tomé el pan, lo guardé en una bolsita, saqué la bicicleta y me dirigí al estanque.
Ahí estaban. Patos y patos nadando en sus aguas. y yo..., yo me sentía muy alegre. Era un sentimiento tan intenso que sentía que se desbordaba de mi corazón.
Me acerqueé a la orillay de jeé la bici. Saqué el trozo de pan de anís y conencé a hacer un sonidito conl a boca parecido al que hacen las besuconas para que se acercaran.
¡increíble! Apenas los llamé y se acercaban unos tras otros como si supieran a lo que había ido. Corté unos trozos y los empecé a a roojar. ellos graznaban agradecidos, y más patos eran atraidos; blancos, negros, cafés y verdosos, grandes, medianos y pequeños...
Muchísimos patos estaban siendo alimentados por un pan que pudo haber terminado en el basurero. y yo me sentía con mucha dicha :)

El pan se terminó, y lo creas o no, hubo patos que se quedaron sin probarlo. Y los que lo hicieron se quedaron con ganas de más. No me quedó más que decirles: ¡Adiós Patos!. doblé la bolsita y lo guardé en mi pantal´´on. subí a la bici, y antes de arrancar volteé y los vi. Sentía cosquillitas en el estómago. sonreí y part+i.
Al llegar le conté a mamá. Estuvo escuchando mi relato, y de vez en cuando sonreía.
Mamá se propuso ser más cuidadosa con los alimentos. Y prometió hacer todo lo posible para que, si alguno se le llega a escapar, antes de deshecharlo, tratar de ver si puede servir para algo. Como ayer que se encontró con unos jitomates pasados, y los utilizó de abono para sus plantas, cuando fue a ver a su mamá y le dijo que con el pan duro hiciera pan molido, cuando sugirió en una tortillería que las tortillas que se les secaran las hicieran totopos...
El resultado tan grande que produjo...: un Pan de Anis.

ZENHYR por ANDRES CRUZ

Esta es la historia de un trol llamado Zenhyr. ¿Los conoces? Los trols son personitas no más altas que la palma de tu mano y con poco dote de belleza.
Zenhyr , una persona valiente, corajuda, trabajadora honesta e inteligente se dedicaba a ayudar a su tía Zula con la cual vivía desde que tenía uso de razón. Sus padres lo abandonaron desde recién nacido durante una guerra contra los elfos, donde ambos padres perecieron. Todo por una absurda riña entre quien era más bello que el otro.
Los trols decían que la belleza interna era la mejor y los elfos decían que la belleza externa era lo que le daba presencia a las personas; los elfos eran bellos por naturaleza no tenían ninguna imperfección solo las orejotas y caras afiladas que cuando Zenhyr veía en alguna ilustración o dibujo soltaba tremenda risotada.
Zenhyr no hacía mucho, solo los quehaceres de la casa que le correspondían y labrar el campo que tenia al lado donde cosechaba frutihongos, que para un trol tan fuerte como él no era gran problema; los frutihongos eran muy famosos en la villa donde vivía dado a que una vez que los comprabas y pensabas en la fruta que quisieras comer se transformaba en ella con todo y su sabor ,esto era único y otra de las razones por la cual los elfos hacían guerras a cada rato con los trols, deseaban tanto ese hongo que también servía para brujería y encantamientos.
Un día Zenhyr mientras dormía escuchó unas delicadas voces sin más ni más se levanto y asomó por la ventana que daba al campo, no distinguía muy bien lo que era, solo dos siluetas una baja y ancha, y una alta y delgada , era el jefe de su villa Faragor y un elfo de la villa enemiga, un mensajero el cual llevaba un sobre que apenas y se podía distinguir. Zenhyr bajó los escalones de su cuarto, atravesó la cocina y salió sigilosamente por la puerta trasera de la casa hacia su campo, se arrastró y acercó lo más que pudo a la intrigante reunión, llego atrás de un montón de frutihongos recién cosechados y empezó a escuchar la plática entre el trol y el elfo. El mensajero decía que Turoc, rey de los elfos quería parte del territorio trol que constaba del bosque áureo llamado así por que cada vez que salía el sol los arboles parecían hechos de oro y el lago zafiro que cuando anochecía desprendía una pequeña luz que tornaba este lugar con el color que se le hacía llamar, ambos lugares se encontraban cerca de la casa de Zenhyr, Faragor enojado y alzando la voz, vociferó:
- ¡Dile a tu rey, que los trols no cederemos nuestras tierras solo porque a un elfo tonto se le dé en gana, así que si quiere guerra la tendrá, yo no me opondré pero juro que no descansaré hasta acabar con cada uno de ustedes!
El elfo cambio la cara al ver la furia del jefe trol, el mensajero solo dijo:
- Está bien si eso gusta usted se lo diré a mi rey.
Y el elfo desapareció entre un humo de color plateado, lo mismo hizo Faragor pero su humo era de un color esmeralda.
Zenhyr se quedo preocupado, ya no era una riña entre quien era el más bello ahora se disputaban el territorio, no sabía si contar lo sucedido a su tía o si quiera al pueblo, no sabía qué hacer pronto se acercaría a una guerra y no tenía idea alguna de cómo eran esos sucesos, por primera vez en su vida tuvo miedo y el trayecto de ella también había cambiado.
Regresó a su cuarto pensando en lo sucedido y cayo rendido en la cama, al día siguiente un pequeño rayo de sol que entró por la ventana lo despertó, él se levantó , vistió y siguió pensando en lo ocurrido, así que decidió hablar con su tía Zula , llegó a la mesa en donde ya estaba servido el desayuno; panqueques con miel de abeja y moras silvestres que aunque era su platillo favorito para empezar el día no lograba consolar el vacio en el estomago del muchacho, al recordar la guerra proveniente , decidió saludar a su tía con un cordial beso en la frente y sentarse, se llevo un primer bocado de desayuno a la boca y sin rodeos -pregunto a su tía-
- ¿Qué haríamos en caso de una guerra?
- la tía rió y dijo:
-¡Guerra, no seas tonto nunca mas tendremos una, hay un tratado de por medio con los elfos, para estar en paz total!
Zenhyr quedo más preocupado pero una pequeña chispa de valentía lo empezó a cubrir y dijo:
- Descuida tía yo peleare y defenderé al pueblo que me crio.
La tía esbozó una sonrisa, le acaricio el cabello como a un niño pequeño y comentó:
– ¡Ya basta, pongámonos a trabajar¬!
Así paso el día y zenhyr no detecto destrozo alguno en la villa así que decidió olvidar la reunión de su jefe y el mensajero de la villa enemiga pensó que todo esto era una broma de pacotilla entre los dos pueblos y él era el único tonto que había caído sonaba absurdo pero solía suceder.
Hasta que una noche escuchó un estruendoso ruido que se asemejaba a la bala de un cañón siendo proyectado el despertó y a lo lejos vio parte de su villa en llamas. Despertó a su tía zula y ---dijo -Tía, ve lo que sucede, la tía hizo lo que su sobrino se asomo por una ventana de la casa y el miedo se apodero de ella, soltó un grito ahogado y al ver esto zenhyr la tomo del brazo y pregunto-¿Qué sucede tía?, su tía contesto con otra pregunta -¿sabías algo de esto?-
Zenhyr asintió con la cabeza, -¿Y porque nunca me lo dijiste? -dijo la tía-.
- Es que no quería espantarte, pensé que lo que decía Faragor al mensajero elfo eran puras tonterías –dijo Zenhyr.
¡Tonterías, es una guerra la que ha comenzado! ¬¬¬–Gritó la tía Zula-.
Zenhyr no pensó mas la chispa de valentía se empezaba a encender, tomó su hacha, abrió la puerta de su casa voltió hacia su tía y dijo - Escóndete y no me esperes podría no regresar.
Al oír esto su tía se soltó a llorar y pregunto:

-¿A qué te refieres?-
Zenhyr solo rió y se fue entre las penumbras de la noche. Zenhyr corrió hacia la villa en donde vio agrupado a un montón de trols se acercó y observó a su jefe Faragor que decía:
– No quería que esto sucediera así pero pasó estamos en guerra con los elfos por las causas siguientes: quieren nuestros territorios; habló del bosque áureo y el lago zafiro.
Todos aterrorizados se voltearon a ver, no sabían quehacer hasta que un trol de entre la multitud exclamó:
– ¡No me importa lo que tenga que hacer yo luchare junto a ti Faragor y protegeré mi villa!
Todos voltearon a ver quien decía esto, era Zenhyr quien había dicho esto. La gente empezó a tomar coraje y uno a uno empezó a decir:
– ¡Yo también estoy contigo!-
Una vez sucedido este valeroso acto Faragor dijó:
– ¡Esta bien, tomen armas de sus casa lo que sea, lucharemos y protegeremos la villa!
– ¡Muchacho, tu serás mi jefe de batalla, así que toma la batuta! – Dirigiéndose a zenhyr, el muchacho asintió.
Zenhyr, sin rodeos alzó la voz y dijo:
– Vamos, apúrense lucharemos por lo que nos pertenece, avisen a todos los que deseen luchar que nos veremos cerca del bosque en una hora armados y preparados, los que ya estén listos acompáñenme , zenhyr guió al grupo por los senderos que daban hasta el bosque.Faragor que iba dentro del grupo se puso a lado de Zenhyr y lo cuestionó:
– ¿Cómo te llamas?, Zenhyr – respondió el pequeño joven
–Fuiste el primero en ayudarme ¿Por qué? – dijó Faragor
– Veras es que escuche tu conversación entre el mensajero y tú la otra noche cerca de mi casa y no pude dejar de pensar en eso día y noche , hasta que llegue a la conclusión de que yo lucharía por mi villa pase lo que pase y si este es mi momento no lo dejare ir .
– Bien muchacho, te sigo – dijo Faragor
Al cabo de una hora se reunieron miles de trols a la orilla del bosque iluminado todos con armas de casa, arcos y flechas que tenían, lo que tuvieran a la mano.Todos hablaban y relataban como destruirían a los elfos, unos temerosos no decían nada
Faragor hablo fuerte y claro:
– Amigos, aldeanos, compañeros de guerra, cállense y escúchenme un momento, estamos en guerra se que no lo advertí con tiempo pero no pensé que esos asquerosos se armaran de valor así que solo diré esto he llegado a confiar en este muchacho llamado Zenhyr no lo conozco mucho pero sé que es valeroso y será el jefe de batalla así que acaten sus ordenes y luchen por nuestra villa, así que preguntó, están conmigo y los trols reunidos gritaron al unisonó:
– ¡Estamos contigo!
– Zenhyr toma la palabra, desde ahora solo te seguiremos a ti, jefe – dijo Faragor – sonrió y se puso al lado de los valientes soldados.
Zenhyr no tardo ni un segundo en tomar la palabra y dijo:
– ¡Amigos no tenemos tiempo la villa ya está siendo atacada solo lo que haremos será luchar con el corazón, rodearemos la villa y de ahí atacaremos hacia el centro así tomaremos por sorpresa a los elfos que ya se encuentran dentro de la villa y otro grupo atacará de frente a los enemigos eso servirá de ataque defensivo hagan esto y ganaremos, así que cuento con ustedes – y gritó como si fuera lo último que diría en su vida –¿Qué somos? – y al unisonó escucho las miles de voces a su alrededor gritando con euforia – ¡Trols!
–¡ Así que ataquen! – gritó Zenhyr y empezaron a correr hacia la villa los miles de trols que se convertirían en historia de la villa con su jefe de batalla al frente en cuanto empezaron a verse siluetas elficas quemando casas de la villa con encantamientos, estos se armaron de valor, la furia corría por sus venas y se abalanzaron sobre los elfos. Zenhyr saco su hacha y empezó a pelear y eliminar a cuanto elfo se le pusiera en frente, veía también que sus compañeros peleaban, era una ardua lucha se veían cuerpos regados de ambos bandos, llamas por todas partes, humo de colores debido a los encantamiento que se estaban usando, personas quemadas, muertos; él deseaba encontrarse de frente a Turoc al que tenía un rencor tan grande puesto que sabía que la muerte de sus padres fue gracias a él, lo repudiaba más que a nada. De pronto distinguió a Turoc peleando con mucho vigor y fue hasta él, así que ahí se encontraban los dos jefes de batalla, él sabía lo que tenía que hacer y era luchar contra Turoc, en eso de entre llamas apareció Faragor, como un trueno se dirigió hacia Turoc y empezaron a luchar tan ferozmente que parecían dos leones luchando por su territorio, no dejaban de atacarse con espada, golpes y patadas. Zenhyr mientras veía la pelea, fue atacado por dos elfos al mismo tiempo que también peleaban ferozmente, se concentró en su pelea, mató al primer elfo cortándole la cabeza con el hacha y al segundo le dio un tajo en el estómago, al terminar con ellos se dedicó ver como batallaban los dos jefes rivales tan vivazmente, de pronto todo empezó a pasar lentamente por la cabeza de Zenhyr hasta que en un descuido Faragor fue tocado por la espada de Turoc. Zenhyr gritó:
¡No, Ahora tu eres el que abandona la villa!, el recuerdo que tenía el muchacho de sus padres y de cómo abandonaron su casa le regreso a la mente, de un relampagueo volvió a la batalla, tomó la espada de su jefe, vio como Turoc el rey elfico reía victorioso, así que Zenhyr corrió hacia él y lo atacó con todas sus fuerzas, peleaban a todo lo que les daba el cuerpo. Zenhyr esquivaba los encantamientos que le lanzaba el elfo, el muchacho estocaba a más no poder, el cansancio lo inundaba pero su fuego interno lo mantenía de pie, en un infortunio para Turoc y ventaja para Zenhyr le logró cortar el brazo al elfo y acto seguido le empuño la espada que segundos antes le pertenecía a Faragor, se la enterró tan hondamente en el corazón que Turoc empezó a deshacerse como si fuera un hielo al sol y se desvaneció como un diente de león al ser pateado.
Al ver esto los elfos empezaron a huir llenos de miedo puesto que su rey el que les influía el valor para pelear había muerto. Los trols al ver esto – gritaron –¡Victoria, Victoria! una y otra vez, Zenhyr lloró de alegría ante todos, sus soldados lo levantaron en brazos y gritaron:
– ¡Viva nuestro rey!
Zenhyr se sentía más fuerte que antes a pesar del cansancio de la batalla, luego empezó a sentir como se iba de la escena y como un humo de color esmeralda lo envolvía.
Al día siguiente despertó en una camilla en el hospital de la villa, el doctor le contó que se había desmayado justo después de terminar la batalla y que al tomar la espada de Faragor había adoptado el trono. Zenhyr se levanto, el doctor intento detenerlo pero el muchacho dijo con voz severa:
– ¡No estoy bien me voy a casa! – tranquilamente tomó la espada de Faragor y salió del hospital. La gente gritaba como sacado de un cuento:
– ¡Viva el rey, Salve! –
Después de tanta fiesta Zenhyr, llego a su casa, en cuanto entró y vio a su tía la abrazó ella no lo podía creer su sobrino había regresado.
Él estaba muy maltrecho, serenamente pero alegre y dijo:
– ¡Regresé, pensaste que te ibas a deshacer tan fácil de mi! Oye tía nos mudaremos de casa ahora nos corresponde vivir en el castillo de la villa…
Y esta es la historia del trol que comenzó como campesino y que se volvió rey de su aldea al seguir sus instintos e ideales.La historia de Zenhyr es contada en la villa hasta nuestro tiempo y hay más anécdotas épicas en las que participo y salvó a su villa.

martes, 20 de mayo de 2008

AMARGA INTENSIDAD. by. Anna S. Plaza Lagos

Aquella palabra frustro sus sueños más anhelados, su vida planeada, sus días felices, aquella palabra lleno su vida de días amargos, de noches sin lunas, de vida sin vida. Lloró con un aire de desasosiego, de mortal desesperación, sus lágrimas caían a cantaros, su vida se desplomaba por aquel instante desolador, fatídico, inexplicable; inexorable. Y lloró una semana más y sin descanso, y su vida se torno sola, desastrosa, sin sentido.
Carlos había muerto, esta frase no paraba de sonar en su conciencia caída, en su abatida situación, ella no lo creía, su corazón no lo permitía, su mente lo sabía; ¡Carlos murió!, ¡Carlos murió! Y su amor no murió, pero su vida murió y sus cabellos y sus manos y su alma y su cuerpo entero murió junto con él. La vida ya no tenía sentido, intentaba dejar de llorar, intentaba que el dolor inmenso no acabara con su suerte extraviada, con su vida sin vida, con su amor sin su amor, sin su Carlos, sin su vida, sin su Carlos.
Aquella noche no durmió, veía sus fotos, veía sus cartas y cuando pensaba que el llanto cesaría un poco, leía un: “te amo”, y sus lágrimas rodeaban las cartas, los sollozos llenaban el cuarto, su amor sin receptor se oponía a ceder, el amor seguía vivo, él no. Y así pasaban los días y las noches sin poder entender que paso, ¡por qué él?,¡ por qué justo él?,¿ Por qué no los asesinos?,¿ Por qué no los narcotraficantes?,¿ Por qué no los secuestradores?, ¿Por qué no ella?. ¡Por qué no yo! Decía, ¡Por qué no yo!, ¡Por qué no me llevaste junto con él! – Reclamaba a un ser que perdió su creencia, que perdió credibilidad. La vida preguntó lo mismo sin respuesta aparente, Carolina no sabía qué hacer, no podía escapar de su dolor, de su terror por vivir, solo pensaba en recordarlo, y sin conciencia volvía a ver sus fotos, volvía a ver sus cartas y regalos y sollozaba y lamentaba y lloraba otra vez. Lo amaba, la amaba y de pronto se acabo todo.
De pronto alguien toco a la puerta, limpiándose las lágrimas, intentando aclarar la voz, Carolina disimulo su dolor estrujante, su dolor maloliente de tanto días, de tantas noches; para abrir la puerta, y dijo: ¿Quién es?
Era Leonardo su amigo de hace ya mucho tiempo. Tan pronto como abrió la puerta, abrazo a su amiga con un abrazo cómplice, con un lo siento inerte. Ella dijo sollozando- ¿Te enteraste de la notica?, le contesto que si, - Lo sabía desde hace mucho antes- contesto. Ella contó su dolor, su angustia, su pesar a su amigo, logrando reflejar un poco lo que sentía, y lloraba, el sólo respondía un simple si, continua. Suficiente para su alma atiborrada de sentimientos fúnebres.
Ella terminó con una pregunta que reclama, con una exigencia absoluta ¡Quién habría sido capaz de tal cobardía, de tal engaño fatal, de tal mordaz atrevimiento? ¿Quién?
El silencio permaneció por momentos incómodos, terribles. Los dos se miraban a los ojos. Y con un descaro feroz, el dijo a Carolina: ¡Yo fui!, ¡Yo lo mate!, lo mate con alevosía y con ventaja, ¡Yo fui!
Carolina, gritó de manera ensordecedora, casi equiparable a la vergüenza, a la mentira, a la traición que le propino Leonardo, gritó y lloró al mismo tiempo, quería matarlo a él también, quería desaparecerlo, estrujarlo, deshacerlo. ¡Por qué lo hiciste desgraciado!, ¡Por qué?, que te he hecho?, que te he hecho maldito infeliz! ¡Sabias que lo amaba, sabias que él era mi vida, mi todo!, ¡Lo sabías!
¿Qué, qué hiciste?, contesto Leonardo, me hechizaste con tus ojos, me perdí en tus caderas, en tu vida, ¿Qué hiciste?, me enamoraste, me embrujaste, me arrastraste. Eso hiciste Carolina, llenaste mi vida de amor, llenaste mis días de ti.
--Yo no hice nada de eso, te rechace cada vez que te insinuabas, te dije que solo seriamos amigos, te conté de Leonardo, te conté de el día a día, te lo contaba y tú sonreías, y tú me veías.
En efecto, así fue, pero eso me encantaba, me hechizaba, tú feliz, yo enamorado de ti, lo único que estorbaba era Carlos, tenía que matarlo antes de que te matara a ti.
Los ojos de Carolina eran agua, su corazón destrozado, devastado, arruinado, de todos podía pensar menos de su amigo, menos de su mejor amigo, ¡Por qué tu?,¿ por qué?-- reclamaba, una y otra vez, no podía esperar eso de él, era su único apoyo y la traicionó, que hacia Carolina si a la única persona con la que podía contar lo que le pasaba era justo el causante de todo. Ya nada tenía sentido.
Leonardo, se fue, y dijo: mañana vengo por la mañana, veras que crearemos un amor igual o mejor al que tenías con Carlos, lo aseguro. Ella grito: ¡Vete infeliz!, ¡Vete desgraciado!, ¡De ti no necesito nada!
A la mañana siguiente, Leonardo compro un ramo de flores y llego después de un rato a casa de Carolina, toco, nadie abría, él abrió la puerta con entera confianza, la sangre corría desde el cuarto hasta la entrada. Carolina había muerto.

Los que no quieren morir........

Era un día muy soleado, el calor llegaba a los 35 grados, adonde el trafico en el
Distrito Federal era insoportable parecía un estacionamiento gigante por la zona del
Periférico, poco a poco crecía el calor mas y mas, un sol seco, de esos que pegan
en la piel y sientes que te quema, con un olor a combustible de los carros, también
un olor a llantas quemadas, todos los olores se combinaron en un masa de la
contaminación que había en ese día, en uno de esos carros que estaban en el
tráfico , se encontraba una familia completa, mama, papa, hijo e hija, que solamente
se podrían cubrir del calor mediante el segundo piso que les tapa un poco el sol pero
aun así era insoportable.
En uno de esos momentos la hija pequeña, se desespero tanto que le pregunto a su
papa ¿Oye papa esto no es normal, que es lo que pasa?. El papa detenidamente
volteo hacia el espejo retrovisor y vio a la niña sentada con un juguete en la mano un
poco preocupada, a lo cual respondió el papa…..
¡ Es normal hija!. Somos demasiados, mmmm…… ya somos demasiados! Con un
gesto de preocupación. La niña se quedo contenta y siguió jugando con la muñeca.
Estaban escuchando la radio, con la canción favorita tanto de la mama como el
papa, en eso callo una lagrima de la mama sobre su brazo, recordando cuando se
conocieron, cuando se casarón y mas cosas.
El hijo de un momento a otro, preguntó por mama ¿Que tienes mami?, la mama
limpiándose las lagrimas, pero con una sonrisa que las mamas siempre nos dan,
contesto – es que esa canción me recuerda cuando conocí a tu padre--- y luego una
risa……los papas habían ocultado perfectamente una mentira, los papas ya sabia
que es lo que había pasado… no querían espantar a los hijos.
No habían avanzado en el tráfico, con un silencio entre la familia muy muy raro, y de
un momento a otro en el coche se escucho un golpe, muy fuerte al cual el papa
volteo a la ventana del carro, asustado, pálido, gélidas sus manos, era el Viene ,,
viene, !!!!!!!!!!!!! que susto!!!!!!!!!! El cual se quedo viendo hacia adentro del carro muy
asustado, corrió a pedir ayuda, adentro del carro la familia no sabía que pasaba,
poco a poco se escuchaban las ambulancias alrededor del carro, los hijos
comenzaron a llorar, la mama y el papa a tratar de calmarlos, pero no podían, en un
momento se escucho como se rompía el parabrisas, un paramédico estaba
metiéndose por ahí mismo, era trágico lo que pasaba, la niña vio como su cuerpo
salía en una camilla, a lo cual la niña grito de una manera impresionante, con un
temor, después ella vio como su papa, su mama, su hermano la introducían en un
varias ambulancias, era un ruido estruendoso, las luces de color azul y rojo
iluminaban el carro, poco a poco se fue vaciando el carro. Pero la famila seguía
adentro, se dieron cuenta que una grúa orillo el caro.
No se podía explicar que era lo que pasaba, estaba muy asustados, ellos no sabían
que era lo que sucedía, cuando por la radio se anuncia que en Periférico había caído
un camión de gas del segundo piso sobre un carro con una familia adentro.
Era muy dramático, se quedaron anonadados por la noticia, mientras la gente se
asomaba para ver que era lo que había quedado en el carro después de que lo
habían aplastado. Hasta que se dieron cuenta que verdaderamente estaba muerto,
pero al parecer , ellos no querían, eran demasiado jóvenes para morir. Ahora
entendía los hijos del porque el papa, preocupado y la mama llorando eso eran lo
que ocultaban. Los papas voltearon a ver a los hijos explicándole lo que había
pasado.
Así fue la historia de esta familia que nunca quiso morir, los padres siempre tan
cuidadosos de sus hijos sin quererles decir nada como usualmente pasa…..


ROY
SIEMPRE PARA MI POR: LIZZETH SÁNCHEZ
Ella es Laura, una joven cualquiera, estudiaba la universidad, era una chica muy linda, agradable, hacia amigos con gran facilidad, poseía un lindo carácter, era amable, siempre se preocupaba por los demás, podríamos decir que entendía el verdadero significado de la amistad; tal vez por eso tenia muchos amigos.
Sin embargo tenia un defecto, siempre dependía de los demás para sentirse bien, necesitaba la aprobación de alguien más para ser feliz, era tan sensible que cualquier cosa que le pasara a alguien que ella estimara por mínima que fuese la ponía triste, se sentía mal, ella no entendía muchas veces por que sentía todo esto, era tanta su confusión como la que yo tengo en este momento tratando de explicarte como es Laura así que mejor te voy a contar como pasaron las cosas, tal vez, a ti te ha pasado.
-¡Laura, Laura!-gritaba desde el otro lado del patio, Paola. Laura volteó hacia la dirección de aquellos gritos y cual fue su sorpresa al ver que su amiga Paola estaba mas cerca de lo que imaginaba, -Laura, ¿Ya fuiste por tus calificaciones?-preguntó Paola.
Laura le contestó que no, pero que sería buena idea ir en ese momento ya que no tenia nada que hacer. Las amigas emprendieron camino hacia el lugar donde estaban entregando las boletas.
Laura se acerco a pedir su boleta, se la entregaron y lo único que hizo al verla fue guardarla como pudo y salir de aquel lugar. Paola solo quedo muda ante la actitud de su amiga.

No te voy a hacer un cuento largo así, que sigamos a la protagonista y olvidemos a Paola.
Laura estaba sentada en el primer escalón de una larga escalera y sus lágrimas regaban con agua de tristeza las rosas de su mamá, se sentía tan triste, lo sorprendente es que no era por ella, si no por sus padres, que pensarían, que tristes se pondrían al saber que había reprobado una materia.
Pobre Laura en realidad se sentía muy mal, estaba tan concentrada en ese que no noto que había alguien ahí, si, era Canela, su pequeña perrita, Canela dejo caer en las piernas de su dueña su pelota roja, la miro con esos grandes y hermosos ojos cafés, movió su rabito, brinco de un lado para otro, Laura sonrió, seco sus lagrimas y aventó la pelota, Canela corrió tras ella, tan rápido como sus patitas se lo permitieron, pero al regresar a buscar a su dueña solo encontró la puerta cerrada, su ama ya no estaba.
Laura se sentía mejor hablo con sus papas y se comprometió a mejorar aquella calificación, mas no se sentía del todo bien.
Pasaron los días y tal parecía que era el mes de mala suerte de Laura. -Sí se que no me entiendes así que te voy a seguir contando-.
Una semana después de las calificaciones Laura tuvo una fuerte discusión con su mejor amiga, -sí, exacto Paola-, pero no entendía por que era tan grande el problema, no entendía como el comprar una blusa igual a la de su amiga había sido el error mas grande de su vida, no entendía que tan grave podía ser tener algo igual, al contrario, le parecía hasta gracioso y especial que tuvieran los mismo gustos, por el contrario de Paola que empezó a creer que Laura quería robarle su imagen.
De nuevo Laura se sintió sin salida, corrió a aquel escalón que le brindaba una seguridad que no encontraba en ninguna otra parte de su casa y de nuevo dos pequeñas cascadas con aguas de tristeza salían de sus ojos.
No podía ser lo que estaba pasando, -¿cómo una tonta prenda de vestir pudo cambiar lo que se construyo en años?-pensaba Laura.
De nuevo un par de lindos y enormes ojos cafés salieron de la nada, junto con ellos venia un largo y húmedo pañuelo suave en forma de lengua, Canela le dio mil besos hasta que seco sus lagrimas y una enorme sonrisa salió de los labios de Laura.
Laura la abrazó, jugó con ella, la acaricio, era una niña con un juguete nuevo, a Canela le brillaban mas esos enormes ojos, estaba cansada pero no importaba por que su dueña estaba ahí, con ella y para ella. De pronto sonó el teléfono, -Laura te llaman, es Marco!- le grito su mamá; Laura bajo tan rápido como pudo las escaleras, Canela solo vio una vez mas como su dueña a la que tanto quería se alejaba.
-Les contare que Marco, era el novio de Laura, habían estado teniendo ciertos conflictos así que se habían dejado de buscar tanto, como antes-. Laura estaba tan contenta por que Marco la llamo que todo se lo olvido se concentro solo en él, Marco le pidió que hablaran al otro día por que tenia algo muy importante que decirle.
-Pero...desafortunadamente no eran buenas noticias-; llego el día Laura estaba muy contenta pues ella presentía que algo bueno pasaría ese día, y lo mas probable era que la buena noticia sería que regresaría con Marco. Pasaron 15 minutos y nada de marco; Laura estaba a punto de irse cuando apareció Marco. –¡Hola Laura no tengo mucho tiempo y solo vine a decir te que no creo que regresemos, esto se acabo!-
-¿Y que dijeron?, Laura corrió y lloró tal cual Magdalena, y de nuevo subió a su escalón, ¿no?-
-Pues no-. Laura estaba tan cansada de sentirse mal por los demás que lo primero que hizo fue darle tremenda bofetada a Marco,- si, sabemos que no fue lo mejor-, pero lo hizo por ella para desahogarse y sentirse bien, después corrió a buscar a Paola, le puso en claro por que eran amigas y que si una tonta playera iba a cambiar eso, entonces no tenia caso luchar por alguien que no ve mas haya de una tonta prenda.Laura se sentía tan bien, por primera vez pensó en ella, y en lo que ella necesitaba, fue a casa y durante todo el trayecto no dejo de sonreír. Al llegar a casa, un aprender un poco de Canela y estar para su pequeño bulto color miel corrió hacia ella, llenándola de besos, si era Canela que recibía de nuevo a su dueña como siempre, con las mismas ganas de siempre. Laura comprendió que Canela mas que ser su pequeña mascota era el ser que no importaba cuanto tiempo le dedicara, ni que humor tendría, ni los problemas que existían, siempre, siempre la iba a recibir con el mismo amor y la misma alegría, y que así como Canela esta para ella, Laura debería pequeña mascota.

***BRILLA MÁS***


Todo comenzó mientras las hadas, nogmos y duendes de Villa Encantada celebraban el eclipse lunar. Era divertido el ambiente y se respiraba un aroma de frescura y felicidad mientras todos se divertían.

Villa Encantada es ese lugar del planeta donde todo es mágico y bello; lleno de árboles, arroyos y hongos que son los lugares favoritos para habitar de estos seres místicos.

Todo iba muy bien hasta que de repente Andaluz; una de las más jóvenes hadas cayó desmayada desde casi un metro de altura, lo cual es un golpe muy fuerte para una criatura de su tamañito. Entonces sus hermanas Litza y Linju bajaron a ver como estaba pero los nogmos la levantaron cuidadosamente y la llevaron cargando al hongo mayor donde vivía el gran duende Asael; por lo cual se desplazaron hasta allá.

-Oh gran duende; Andaluz a sufrido tremendo accidente, cayo desde muy alto y a medida que pasa el tiempo su luz comienza a apagarse-Dijo Linju.
-Esto no es posible- Replico Asael –Hace mucho tiempo que no observaba semejante atrocidad.- Mientras la colocaron en una espora del hongo que utilizaban como una suave y cómoda cama.
Andaluz apenas y podía susurrar, le acercaron un poco de agua y algunos menjurjes que los nogmos prepararon; pero nada sucedía ella seguía en las mismas condiciones y lo que mas le preocupaba a Asael era que el brillo mágico de Andaluz cada vez se apagaba mas.

Atemorizadas y después de analizarlo bien Litza y Linju decidieron ir en busca de la solución de la enfermedad de Andaluz al extraño mundo de los seres humanos y aunque alguna vez ya habían convivido con algunos humanos estaban aterradas con la idea de no encontrar la forma de salvarla antes de que su brillo se apagara definitivamente, lo cual significaba su muerte.

Después de horas de vuelo y ya muy agotadas por el esfuerzo, llegaron al pueblo mas cercano de Villa Encantada muy exaltadas comenzaron sin descanso previo a buscar la solución y así comenzaron la travesía. Para comenzar entraron a un lugar lleno de adultos con unos olores muy fuertes y algunas cosas que jamás habían visto entonces decidieron hablar con una señora ya grande para ver si ella tenia idea de que pasaba en Villa Encantada; pero para su mala suerte la señora no las veía y así Litza comento – ¿Te acuerdas que cuando íbamos al cole el Prof. Verruguin algún día menciono que no teníamos que preocuparnos de que los humanos algún día quisieran cazarnos?- A lo que Linju contesto asentando con la cabeza – No – Litza; - Si recuérdalo dijo que solo nos podrían ver si creían en nosotras por lo cual tendremos que pedirle ayuda a alguien muy inocente- comento Litza así que se fueron en busca de almas limpias e inocentes y dieron con una escuela donde al verlas todos los niños se emocionaron y querían tocarlas pero ellas tenían de alguna forma especial atracción por un niño llamado Ángel al cual le costaba trabajo verlas y aparte fingía no hacerlo así que se decidieron tratar de hablar con el pues era una reacción muy fuerte la que sentían por el. Y al poco rato de seguirlo descubrieron que el se estaba encargando de romperle las ilusiones mas inocentes a sus compañeritos haciendo comentarios cono – Los Reyes Magos no existen – y cosas peores.

Después de un rato de reflexionar comprendieron que Andaluz y Ángel tenían una conexión espiritual pues ella era producto de la inocencia de Ángel pero aun no entendían porque el estaba tomando esta actitud. Por lo cual le tendieron una trampa y lograron hacer que Ángel aceptara que si las veía y dijera cual era el motivo por el que estaba tomando semejante actitud; a lo cual el contesto – No me hace caso, tiene días que la invoco pero por alguna razón no aparece- a lo cual Litza comento – Lo que sucede es que Andaluz esta enferma y esta perdiendo su magia debido a que tu no estas creyendo en ella – mientras Linju asentaba con la cabeza que eso era verdad. Los ojos de Ángel se nublaron y llenaron de lagrimas y dijo – mi intención nunca fue dañarla solo quería bromear un rato no creí que su vida dependiera de mi – a lo que Linju comento – Las hadas somos unos seres muy sensibles y ella no ha fallecido porque tu aun en el fondo crees en ella pero si se debilita por tus actos- acto seguido pidió saber como salvarla y Litza le dijo – Solo tienes q creer con el corazón en ella y su luz brillara y jamás mencionar que la magia y nosotras no existimos, solo siéntelo- En ese instante de la nada comenzaron a aparecer muchas mariposas en el cuarto de Ángel y en cuestión de segundos apareció Andaluz mas bella y radiante que nunca le dio un beso y agradeció por el acto de amor que acababa de realizar.