jueves, 15 de mayo de 2008

cuento Fernanda Gordillo

El deseo subconsciente de Mariana.

Muy poco sabía acerca de eso hasta que me ocurrió.
Yo era una adolescente “normal””, me gustaba salir con mis amigos, estar con mi familia y aunque suene raro me gustaba ir a la escuela… ¡A estudiar ¡
Creo que mi vida era perfecta hasta que, sucedió!!! Un día todo cambio, todo era distinto me empecé a dar cuenta que las cosas no estaban bien; creo que, me estaba enamorando. Si, si lo se eso no es tan grave, el problema era de quien…Mauricio!!! El niño mas guapo, lindo, divertido y, y, …¡Mi mejor amigo!
Todo es un lío pues ni mirarlo a la cara puedo, cada que se me acerca me tiemblan las piernas, la voz se me entrecorta y me sudan las manos. Es raro porque ni cuenta me di de cómo paso, simplemente sucedió.
Un día caluroso de verano, para ser exactos el último día de clases. Todos ansiábamos que ya diera la hora para que terminara la escuela y comenzara la diversión, prácticamente ya ni poníamos atención a lo que la maestra Regina nos estaba diciendo y eso que yo siempre fui muy buena para eso de las factorizaciones. Una vez que dieron las 2 en punto todos salimos corriendo y nos quedamos platicando afuera de la escuela en las jardineras que estaban a un lado de las canchas de básquetbol; prácticamente ese era nuestro punto de reunión. Ahí nos esperamos hasta que llegaron todos: Mau, Pepe, Rosita, Juan, Lalo, Lety, Pau, Pato y por supuesto yo, Mariana. Nos quedamos un buen rato ahí platicando pues todos iban a irse de vacaciones excepto Mau y yo, poco a poco cada uno se fue despidiendo pues al otro día partían a sus respectivos destinos. Primero se fue Lety Rosita pues casi son vecinas, después le siguió Juan, posteriormente se despidieron Lalo, Pau y Pato pues son hermanos y obviamente viven juntos y después aunque no queriendo le siguió Pepe quien muy efusivamente se despidió de los dos.
Y así fue, nos quedamos solos; nunca había sentido esa sensación tan extraña, es como un cosquilleo que te recorre todo el cuerpo. Nos quedamos callados durante unos minutos; debo aceptar que fue un poco incomodo, él no lo decía pero yo me di cuenta, se veía nervioso como si me quisiera decir algo pero no sabía como; hasta que él hablo y me dijo:
- Que te parece si vamos por un helado, yo invito y sirve que planeamos que vamos a hacer durante el verano y ya después te acompaño a tu casa.
- Bien, me parece muy bien.
Llegamos a la heladería de la señora Meche, muy conocida en la colonia pues sus helados son los mejores y mas ricos que pueden existir. Yo pedí uno de vainilla y Mauricio uno napolitano pues ese es su favorito desde siempre.
Platicamos largo rato y acordamos que todas las mañanas íbamos a salir a hacer ejercicio y en las tardes comenzaríamos un negocio de cuidar perros. Se que no se gana mucho pero preferiríamos eso a morir de aburrimiento.
Terminamos ese helado que por cierto nunca antes me había sabido tan rico como ese día, de hecho puedo afirmar que ese había sido el mejor helado de toda mi vida. Seguramente la señora Meche lo había hecho con mas entusiasmo o yo que se. Llegamos a mi casa y comencé a sentirme nuevamente muy extraña el cosquilleo por el cuerpo comenzaba, el sudor en las manos y unas ganas inmensas por abrazar a Mauricio y… besarlo!! ¡Que horror! Se trata de mi mejor amigo – pensé.
Hasta que él tomo la iniciativa. – bueno ya me voy, se está haciendo un poco tarde, espero la hayas pasado bien.
- si gracias, estuvo muy rico el helado, a ver que otro día lo repetimos. Contesté yo.
Y, de repente, se acerco para despedirse y sin pensarlo, me beso. Yo quedé como en shock, estaba tan impactada que no supe ni como reaccionar, lo que anhele toda la tarde se me había cumplido.
Mauricio no sabía ni que hacer, yo creo que ni él se lo esperaba, lo único que me dijo fue: - ¡perdóname!. Y salió corriendo.
Yo, por mi parte entre a mi casa aun si poder creer lo que había ocurrido. Bien recuerdo que no pude ni dormir, esa escena se repetía y repetía. Creo que nunca antes me había sentido así, era una sensación de ansiedad y confusión por no tener claro el porque el hizo eso.
Al día siguiente me levante y recibí una llamada muy temprano por la mañana, era él; Mauricio me había hablado para ver si pasaba por mí para ir a hacer ejercicio. La verdad con lo que había pasado un día antes ni me acordaba de nuestros planes. Le dije que estaba bien, que pasara por mí como a las 10; él llego puntual, lo invite a desayunar y no menciono absolutamente nada de lo ocurrido, era como si se le hubiese olvidado o no recordaba lo que había sucedido. Mi sentir fue algo extraño, pues me sentía confundida. En lo que desayunábamos me preguntaba: - Será, ¿que lo único que quería era jugar conmigo? No entendía que sucedía con su actitud pues él estaba como si nada y cada minuto que pasaba me daba mas coraje de que no mencionara nada al respecto y estaba aun más enojada pues no me atrevía a preguntárselo.
Terminamos de desayunar, salimos a correr al parque que esta como a dos o tres calles de la escuela, después dimos unas vueltas en bicicleta y después de cómo tres horas Mauricio me paso a dejar a mi casa; yo, amablemente lo invite a pasar pero no quiso, entonces entre por un vaso de agua para él y otro para mí y nos sentamos en la entrada de mi casa hasta que, por fin; lo mencionó.
Me dijo: -Mariana ahora si me puedes decir que te sucedió ayer, parecías ¡como muerta!
Yo, no entendía de que me estaba hablando y le dije: - ¿A que te refieres?, ¿De que me estas hablando?
-Pues de ayer, después de que fuimos por el helado te quedaste como que dormida en la heladería de la señora Meche, de hecho Luis el hijo de la señora y encargado de la heladería nos tuvo que traer hasta aquí, hasta tú casa.
- ¡No, puede ser!, porque tú me…
- ¿Yo que?, en la heladería estábamos platicando y de repente te recostaste sobre la mesa y de ahí ya no despertaste hasta hoy, de hecho hable a tu casa como a las 11 y tu mamá me dijo que seguías profundamente dormida.
- ¿Es verdad? O me quieres engañar para que olvide lo de que sucedió ayer.
- ¿Lo que sucedió ayer?, ¿De que? Si no me crees mejor pregúntale a tu mamá, ella fue la que abrió la puerta cuando te trajimos Luis y yo.
Yo, sin saber que decir ante esto conteste: - Esta bien al rato que llegue mi mamá le preguntare.
- Ok! Pero si tengo razón te toca invitar los helados a ti ¡eh!
- Sí, está bien yo los invitaré si tienes razón.
Me sentía tan desconcertada, no sabía que estaba ocurriendo pero decidí seguirle la corriente, porque en definitiva no estaba dispuesto a aceptar lo que había hecho.
-Bueno ya me voy porque me tengo que ir a bañar y quede de ayudarle a mi papá en arreglar unas cosas. Dijo Mauricio.
- Bien, entonces nos vemos hasta mañana.
- Si, a la misma hora paso por ti para ir a hacer ejercicio. Y por cierto no se te olvide preguntarle a tu mamá y a ver si recuerdas que te ocurrió porque si me preocupe un poco.
- Ja ja ja, está bien no te preocupes será lo primero que haga cuando llegue mamá. Nos vemos mañana, te vas con cuidado.
- Muy bien, si y gracias cuídate mucho y si puedo te hablo al rato, y sino hasta mañana.
Nos despedimos y él se fue en su bicicleta mientras yo esperaba en la entrada de mi casa a que se fuera. De pronto llego mi mamá, a la que por cierto ayer no recuerdo haberla visto y en la mañana tampoco, cuando había despertado ella ya no estaba en la casa.
Me saludo y yo sin pensarlo dos veces antes de que pasara otra cosa le pregunte:
- ¡Mamá!, ¿es verdad que ayer Mauricio me trajo y yo venía dormida?
- Sí. Me contestó ella. – Ese niño venía muy preocupado pero se tranquilizo con lo que le dije.
- Mmm… ¿Cómo? ¿Qué le dijiste?
- Pues que estas tomando medicinas muy fuertes y que seguramente te la tomaste poco antes de estar en la heladería y eso fue lo que te paso. Acuérdate que con esas pastillas te quedas profundamente dormida.
- ¡No puede ser! Es verdad, olvide que esas pastillas me las tengo que tomar cuando estoy en casa o sino me quedo profundamente dormida en cualquier lugar y lo peor es que muchas veces se me olvidan las cosas. ¡No lo puedo creer! Como pude a ver sido tan tonta, lo olvide por completo y ¡casi hago el oso de mi vida!
- ¿De que hablas?, ¿A que te refieres?, ¿Segura que todo esta bien?
- Sí, má no te preocupes es solo que tienes una hija muy pero muy despistada y desde hoy trataré de poner mas atención a mis cosas.
- Está bien, solo espero que no estés en malos pasos. Me dijo ella.
Yo solo sonreí y mamá entro a la casa pues ya estaba muy cansada. Y fue hasta entonces, después de que platique con mi mamá que recordé.
Esa mañana como ya se me hacía tarde para la escuela agarre un paquete de mis medicinas pero sin darme cuenta agarre el equivocado; el que solo me tomo cuando estoy en mi casa pues hace que caiga en un profundo sueño, cuando llegue a la escuela lo olvidé por completo, lo único que me paso por la cabeza era que tenía que tomarme mis pastillas. Cuando lo hice en ningún momento se me ocurrió ver el nombre de la medicina, yo solo me la tome y me hizo efecto hasta que estábamos en la heladería de la señora Meche.
Si, eso fue. Seguramente estaba soñando, la verdad es que últimamente pensaba mucho en Mauricio y en que nos conocíamos desde siempre y en el que pasaría si llegáramos a hacer más que amigos. Si, suena estúpido lo se, yo también lo pensé pero seguramente me quede con esa idea y por eso fue ese sueño tan extraño.
En verdad me moría de la pena. Después de una rato entre a mi casa, cenamos, después me acosté y vi un poco de televisión. Como unos 15 minutos después sonó el teléfono; era Mauricio y yo apenadísima:
- Hola ¿Cómo estás? ¿Ya hablaste con tu mamá?
- Si, ya lo hice pero tú porque no me dijiste nada, yo me puse a pensar tantas cosas.
- Pues nada mas, lo hice para ver que tan mala memoria tenías. Ji ji ji. Pero ahora, ¿Cómo estás?
- Ahora que ya se lo que sucedió y que pude recordar, pues mas tranquila.
- Bien, entonces que no se te vaya a olvidar que me debes un helado ¡eh!
- No, no te preocupes ya no se me olvida. Bueno ya me voy porque este día ha sido muy pesado y con muchas sorpresas.
- Ok! Entonces te veo mañana. Que descanses.
Esa noche dormí tan tranquila, recordando con humor lo que me había sucedido. Hasta ahora sigo sin tener una explicación clara de lo que ocurrió, lo mas seguro es que mi subconsciente me traicionó o algo así.
En fin me encuentro muy feliz porque Mauricio y yo pasamos todo el verano haciendo cosas juntos, nuestra amistad cada día es mejor y desgraciadamente las vacaciones ya se nos han acabado. Justamente nos queda una semana, y nuestros amigos Pepe, Rosita, Juan, Lalo, Lety, Pau y Pato regresan entre hoy y mañana. Mau y yo les estamos preparando una fiesta de bienvenida; sabemos que no se fueron por mucho tiempo pero para nosotros los pretextos son los que sobran para compartir y festejar.
Y sobre mi pequeño incidente solo quedo el recuerdo y una anécdota más para contar y espero que no me vuelva a pasar algo parecido. Ahora trato de ser más cuidadosa y menos despistada.

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