martes, 20 de mayo de 2008

SIEMPRE PARA MI POR: LIZZETH SÁNCHEZ
Ella es Laura, una joven cualquiera, estudiaba la universidad, era una chica muy linda, agradable, hacia amigos con gran facilidad, poseía un lindo carácter, era amable, siempre se preocupaba por los demás, podríamos decir que entendía el verdadero significado de la amistad; tal vez por eso tenia muchos amigos.
Sin embargo tenia un defecto, siempre dependía de los demás para sentirse bien, necesitaba la aprobación de alguien más para ser feliz, era tan sensible que cualquier cosa que le pasara a alguien que ella estimara por mínima que fuese la ponía triste, se sentía mal, ella no entendía muchas veces por que sentía todo esto, era tanta su confusión como la que yo tengo en este momento tratando de explicarte como es Laura así que mejor te voy a contar como pasaron las cosas, tal vez, a ti te ha pasado.
-¡Laura, Laura!-gritaba desde el otro lado del patio, Paola. Laura volteó hacia la dirección de aquellos gritos y cual fue su sorpresa al ver que su amiga Paola estaba mas cerca de lo que imaginaba, -Laura, ¿Ya fuiste por tus calificaciones?-preguntó Paola.
Laura le contestó que no, pero que sería buena idea ir en ese momento ya que no tenia nada que hacer. Las amigas emprendieron camino hacia el lugar donde estaban entregando las boletas.
Laura se acerco a pedir su boleta, se la entregaron y lo único que hizo al verla fue guardarla como pudo y salir de aquel lugar. Paola solo quedo muda ante la actitud de su amiga.

No te voy a hacer un cuento largo así, que sigamos a la protagonista y olvidemos a Paola.
Laura estaba sentada en el primer escalón de una larga escalera y sus lágrimas regaban con agua de tristeza las rosas de su mamá, se sentía tan triste, lo sorprendente es que no era por ella, si no por sus padres, que pensarían, que tristes se pondrían al saber que había reprobado una materia.
Pobre Laura en realidad se sentía muy mal, estaba tan concentrada en ese que no noto que había alguien ahí, si, era Canela, su pequeña perrita, Canela dejo caer en las piernas de su dueña su pelota roja, la miro con esos grandes y hermosos ojos cafés, movió su rabito, brinco de un lado para otro, Laura sonrió, seco sus lagrimas y aventó la pelota, Canela corrió tras ella, tan rápido como sus patitas se lo permitieron, pero al regresar a buscar a su dueña solo encontró la puerta cerrada, su ama ya no estaba.
Laura se sentía mejor hablo con sus papas y se comprometió a mejorar aquella calificación, mas no se sentía del todo bien.
Pasaron los días y tal parecía que era el mes de mala suerte de Laura. -Sí se que no me entiendes así que te voy a seguir contando-.
Una semana después de las calificaciones Laura tuvo una fuerte discusión con su mejor amiga, -sí, exacto Paola-, pero no entendía por que era tan grande el problema, no entendía como el comprar una blusa igual a la de su amiga había sido el error mas grande de su vida, no entendía que tan grave podía ser tener algo igual, al contrario, le parecía hasta gracioso y especial que tuvieran los mismo gustos, por el contrario de Paola que empezó a creer que Laura quería robarle su imagen.
De nuevo Laura se sintió sin salida, corrió a aquel escalón que le brindaba una seguridad que no encontraba en ninguna otra parte de su casa y de nuevo dos pequeñas cascadas con aguas de tristeza salían de sus ojos.
No podía ser lo que estaba pasando, -¿cómo una tonta prenda de vestir pudo cambiar lo que se construyo en años?-pensaba Laura.
De nuevo un par de lindos y enormes ojos cafés salieron de la nada, junto con ellos venia un largo y húmedo pañuelo suave en forma de lengua, Canela le dio mil besos hasta que seco sus lagrimas y una enorme sonrisa salió de los labios de Laura.
Laura la abrazó, jugó con ella, la acaricio, era una niña con un juguete nuevo, a Canela le brillaban mas esos enormes ojos, estaba cansada pero no importaba por que su dueña estaba ahí, con ella y para ella. De pronto sonó el teléfono, -Laura te llaman, es Marco!- le grito su mamá; Laura bajo tan rápido como pudo las escaleras, Canela solo vio una vez mas como su dueña a la que tanto quería se alejaba.
-Les contare que Marco, era el novio de Laura, habían estado teniendo ciertos conflictos así que se habían dejado de buscar tanto, como antes-. Laura estaba tan contenta por que Marco la llamo que todo se lo olvido se concentro solo en él, Marco le pidió que hablaran al otro día por que tenia algo muy importante que decirle.
-Pero...desafortunadamente no eran buenas noticias-; llego el día Laura estaba muy contenta pues ella presentía que algo bueno pasaría ese día, y lo mas probable era que la buena noticia sería que regresaría con Marco. Pasaron 15 minutos y nada de marco; Laura estaba a punto de irse cuando apareció Marco. –¡Hola Laura no tengo mucho tiempo y solo vine a decir te que no creo que regresemos, esto se acabo!-
-¿Y que dijeron?, Laura corrió y lloró tal cual Magdalena, y de nuevo subió a su escalón, ¿no?-
-Pues no-. Laura estaba tan cansada de sentirse mal por los demás que lo primero que hizo fue darle tremenda bofetada a Marco,- si, sabemos que no fue lo mejor-, pero lo hizo por ella para desahogarse y sentirse bien, después corrió a buscar a Paola, le puso en claro por que eran amigas y que si una tonta playera iba a cambiar eso, entonces no tenia caso luchar por alguien que no ve mas haya de una tonta prenda.Laura se sentía tan bien, por primera vez pensó en ella, y en lo que ella necesitaba, fue a casa y durante todo el trayecto no dejo de sonreír. Al llegar a casa, un aprender un poco de Canela y estar para su pequeño bulto color miel corrió hacia ella, llenándola de besos, si era Canela que recibía de nuevo a su dueña como siempre, con las mismas ganas de siempre. Laura comprendió que Canela mas que ser su pequeña mascota era el ser que no importaba cuanto tiempo le dedicara, ni que humor tendría, ni los problemas que existían, siempre, siempre la iba a recibir con el mismo amor y la misma alegría, y que así como Canela esta para ella, Laura debería pequeña mascota.

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