Casa “La Aurora”
Escrito por Paola Loeb
Cuando me pidieron que contara una leyenda, la primera que se me vino a la mente, fue una que desde chiquita mi abuelita me ha contado.
Ella estaba vendiendo una casa en coyoacan, exactamente en el “Callejón del aguacate”, conocida como la casa aurora. Todos los días se paraba muy temprano abría el portón y esperaba a que alguien pidiera informes, lo que ella no imaginaba es que esa casa tenía una historia obscura.
En los pasillos de las recamaras se escuchaba el llanto de un niño, en el baño principal el agua de la regadera, gemidos por toda la casa, pero lo más impresionante era lo que pasaba en la fuente, esta se encontraba en el centro, exactamente a las 12 p.m., unos golpes estremecían a las personas que visitaban dicha casa, era como si alguien estuviera golpeando una tumba, y tocando una campana sin descanso.
Mi abuelita impresionada fue a la tiendita de la esquina, esta era atendida por unos viejitos que toda su vida habían vivido en dicho lugar.
Cuenta la historia, que hace 25 años vivió ahí un hombre llamado Pedro Sánchez con su esposa e hijos, pero desgraciadamente tenía un fuerte vicio, era alcohólico, todas las noches su esposa tenía que atenderlo para que él no se enojará, de lo contario todo se resolvía a golpes.
Un día, como eso de las 6 de la tarde llegó Pedro , entró a su casa, y cual sería su sorpresa, Gabriela la esposa estaba con otro hombre, el amor de su vida según cuentan , ella no esperaba la llegada de él señor Sánchez , ya que él no llegaba antes de las 10; jamás, para no hacer la historia tan larga fue tal su rabia que sin pensarlo le disparó, eso no fue lo peor, su enojo lo desquitó con sus hijos, que los ahogó en el baño de su recamara, a Gabriela le dio golpes sin parar y la enterró viva en al fuente principal hasta que falleció.
La casa se vendió y a los tres meses de nuevo se estaba anunciando, y así sucesivamente, los dueños no duran más de 5 meses en ella. No se si sea verdad o mentira, lo que si se es que es una de mis historias favoritas, y le seguiré pidiendo a mi abuela que me la cuente una y otra vez.
Escrito por Paola Loeb
Cuando me pidieron que contara una leyenda, la primera que se me vino a la mente, fue una que desde chiquita mi abuelita me ha contado.
Ella estaba vendiendo una casa en coyoacan, exactamente en el “Callejón del aguacate”, conocida como la casa aurora. Todos los días se paraba muy temprano abría el portón y esperaba a que alguien pidiera informes, lo que ella no imaginaba es que esa casa tenía una historia obscura.
En los pasillos de las recamaras se escuchaba el llanto de un niño, en el baño principal el agua de la regadera, gemidos por toda la casa, pero lo más impresionante era lo que pasaba en la fuente, esta se encontraba en el centro, exactamente a las 12 p.m., unos golpes estremecían a las personas que visitaban dicha casa, era como si alguien estuviera golpeando una tumba, y tocando una campana sin descanso.
Mi abuelita impresionada fue a la tiendita de la esquina, esta era atendida por unos viejitos que toda su vida habían vivido en dicho lugar.
Cuenta la historia, que hace 25 años vivió ahí un hombre llamado Pedro Sánchez con su esposa e hijos, pero desgraciadamente tenía un fuerte vicio, era alcohólico, todas las noches su esposa tenía que atenderlo para que él no se enojará, de lo contario todo se resolvía a golpes.
Un día, como eso de las 6 de la tarde llegó Pedro , entró a su casa, y cual sería su sorpresa, Gabriela la esposa estaba con otro hombre, el amor de su vida según cuentan , ella no esperaba la llegada de él señor Sánchez , ya que él no llegaba antes de las 10; jamás, para no hacer la historia tan larga fue tal su rabia que sin pensarlo le disparó, eso no fue lo peor, su enojo lo desquitó con sus hijos, que los ahogó en el baño de su recamara, a Gabriela le dio golpes sin parar y la enterró viva en al fuente principal hasta que falleció.
La casa se vendió y a los tres meses de nuevo se estaba anunciando, y así sucesivamente, los dueños no duran más de 5 meses en ella. No se si sea verdad o mentira, lo que si se es que es una de mis historias favoritas, y le seguiré pidiendo a mi abuela que me la cuente una y otra vez.
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