jueves, 6 de marzo de 2008

El primer día después del horario de verano por Astrid Olaiz Nava

Eran las 5:30 de la mañana cuando me desperté, después de un baño, seleccione mi uniforme del diario, ya que era lunes y habría honores a la bandera, después de colocarme el uniforme, busque mis zapatos negros, ya que era, más temprano que otros días, por el horario, estaba más oscuro, después de colocármelos y abrocharlos.
Salí de mi recamara y me deslumbro la luz del comedor donde hay me esperaba mi desayuno, después llegue a la escuela, y me tocaba taller, casi al finalizar el mismo, después de soportar un dictado tan aburrido me di cuenta de que una de mis calcetas se había bajado así que me agache para subirla y de pronto note que mis zapatos negros no eran iguales, cometí el error de ponerme un par disparejo, ¡que pesadilla! Y era la 2da hora apenas y faltaban 6 y el receso.
Después de percatarme de lo ocurrido, pues en el receso llame a casa para que me ayudaran y me llevaran 1 zapato, el que sea para que nadie lo notara pero no, nadie me contesto.
Después de 7 horas de frustración, ya cuando parecía que todo salía bien y nadie lo notaria, ¡oh sorpresa! mi prefecto se dio cuenta y solo se lo hizo notar a mis compañeras del salón pero no fue tan espantoso, pero después de ese día, me percato siempre de que zapatos son los que me pongo, ya que no quiero repetir la situación de ponerme un zapato negro de piel con uno de charol.

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