jueves, 6 de marzo de 2008

Zapatos, Annie Lagos

Existen unos, siempre se encuentran juntos, son incondicionales, sin el uno no está el otro, no se les puede llamar si no es en plural, las cosas son así, se encuentran en lo más bajo del ser, casi nadie se percata de que hay están: protegiendo, cuidando, incluso presumiendo y cuidan a otros que se encuentran en el mismo sitio, pero protegidos por estos, estos que nunca protestan que siempre están, literalmente… a tus pies.Así es, son los zapatos, los olvidados, los no apreciados, y aún así dicen tanto de ti, son simplemente parte de tu esencia, de lo que tú eres, en el sentido estricto de la palabra, estos son los que representan tu forma de ser, tus hábitos, tus costumbres, a que te dedicas, y es que ellos caminan por donde tú vas, ellos viven lo que tu vives, es inevitable que representen por lo menos una parte de ti.Un campesino tiene los zapatos gruesos y gastados, sucios y llenos de trabajo, hablan de lo que es, y lo que hace, un empresario los tiene bien boleados, de piel y negros, nada gastados por que hablan de lo que hace, los lugares donde se para, las costumbres, habla de su mundo. El niño travieso seguro trae unos tenis ya gastados porque juega y vive el instante, un poco sucios por que le encanta salir al parque con sus amigos, la señora que seguro tiene personitas que ya le llaman abuela, tiene zapatos cómodos, por qué dice que los años no pasan en vano, son bajitos y con un suspiro por los años viejos, esos años que por muy viejos siempre serán buenos y por qué no hablar del estudiante, ese que usa los de ahora, Converse, Puma, Adidas, tenis que le gustan porque puede hacer todo lo que un joven hace a su edad, fiestas, clases, actividades extras, con sus zapatos pasará, (como muchos dicen) los mejores años de su vida…Quien olvidara el momento en que aprendieron a atarse las agujetas, quien olvidara esos tenis que tenían una serie de “foquitos” en la parte trasera, o los zapatos negros que iban “perfectos” con el uniforme de la escuela, según la directora, pero a nadie le gustaba, y con sus incondicionales calcetas caladas blancas que te tenias que subir a cada instante porque por alguna razón desconocida los resortes se vencían rápidamente, quien olvidara los zapatos que te regalo tu tía o abuelita y nunca te gustaron, que decir de los tenis que estrenaste cuando entraste a la prepa o a la universidad, los que usabas para jugar, con los que hiciste tu confirmación y tu mamá los guardo, para conservar con ellos los recuerdos de antaño, esos recuerdos que saben bien, que saben a suspiro.Seguro nadie se olvidara de esos detalles y aunque estén en el piso casi siempre, y los olvides, recuerda que están contigo incondicionalmente esperando el momento en que los voltees a ver para que sean tus cómplices de nuevo como en aquellos días, aquellos viejos, buenos días…

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