jueves, 6 de marzo de 2008

Escribiendo en un café

Bueno, me encuentro en Starbucks Miramontes, sentado en una mesa en la esquina de la terraza, recordando, saludando, observando y pensando.

Se preguntaran, ¿Porqué recordando? Porque aqui trabajé casi dos años de mi vida y viví muchisimas cosas, tanto buenas, como malas. Fué un trabajo que me ayudó a madurar de una manera que nunca imagine.

Recuerdo a muchos clientes, buenos, malos, extrovertidos, tímidos, coquetos, payasos, van tantas personas que ves de todo. También recuerdo muchas anécdotas con mis compañeros, por cierto muy divertidas.

Cuando estás todos los días, todo el día, descubres muchas cosas, nunca falta el tipo que lleva a su novia, y al día siguiente lleva a otra chava, y también las mujeres hacen lo mismo. Hay días que llega un cliente de buen humos y te trata muy bien y al otro día llega de malas y ni siquiera te saluda. Tu vas aprendiendo a como tratar a los clientes y siempre atenderlos de muy buena manera, como el cliente espera que lo atiendas, o mejor si se puede.

Muchas veces, cuando estaba trabajando, y el local estaba lleno, me preguntaba ¿Porqué vienen? ¿No tienen otra cosa mejor que hacer? ¿Porqué pierden media hora de su vida formados para un café? La respuesta a todas estas preguntas es muy fácil. Ellos vienen y se forman mucho tiempo porque en ningún otro lugar los atienden como aquí. Aquí se saben su nombre, platican con ellos, conocen su café, es decir, los tratan como reyes, por lo menos es lo que se debe de hacer.

Recuerdo, también, cuando trabajaba en las mañanas, salía a mi descanso, desayunaba, salía a la terraza, fumaba un cigarro y leía el periódico, a veces se acercaban para platicar conmigo. Pero ese rato en que yo fumaba, y leía, me desconectaba del mundo, no me importaba que pasara, ese tiempo era solo para mí, para pensar que iba a pasar con mi vida, que tenía que hacer para lograr mis metas, que errores he cometido para no volverlo hacer, pensar en mi historia, en mi vida.

Al final entraba de nuevo a trabajar y todo volvía a ser igual.

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