viernes, 7 de marzo de 2008

Un nuevo inquilino por Vivis

Composición de ZAPATOS

Un nuevo inquilino
Vivi López

Era ya de tarde cuando Doña Tacón venía sonando las escaleras. Apresurada, pesada y con un ritmo peculiar.
La pantufla de garra la esperaba en la habitación lista para tocar el tema que a todos consternaba: la llegada del par de zapatos de payaso.
Y es que no solo eran grandísimos, sino que su forma era bastante grotesca y los colores que lo decoraban no podían pasar desapercibidos por ningún motivo.
La pantufla peinó su peluche como pudo, abrió la puerta y Doña Tacón entró. Los zapatos a la expectativa acomodados en el armario, la cama con un tapete aterciopelado listo paras recibir a la líder, el acusado bajo una lámpara que le daba el foco de atención.
La luz se apagó; el zapato de payaso lleno de admiración sin decir una palabra. Doña Tacón sobre la cama con su color rojo imponente. –Y bien miembros del calzado…- Decía. –Es el momento de opinar qué se hará con el zapato de payaso.-
Todos atentos a su voz. La televisión tras de ella le hacía ver inmensa.

Mientras daba su discurso, el acusado permanecía tímido bajo el alumbrado ámbar que se le había puesto. Escuchando cada una de las críticas que se hacían de su persona…
… y así, poco a poco se fue entristeciendo y sintiendo inferior hasta que sus agujetas quedaron totalmente sin fuerza.

¡La voz cesó!
Y un miembro pidió la palabra. Era la bota que subía con gran elegancia.
-Compañeros…- comenzó. –Al respecto de este asunto quiero expresar que si bien el nuevo miembro de la comunidad contiene esas características tan peculiares que han mencionado, no es motivo para hacerlo de lado o negarle la integración a nuestro grupo. Sin duda ha sido el modelo más original que no había visto antes en ningún lado. Así que…- Volteó su mirada hacia la lámpara. – ¡Ven aquí hermano mío, Que ya eres uno de nosotros!
Zapato de payaso estaba atónito…, el recibimiento de la bota lo había hecho sentir tan bien que sin pensarlo dos veces saltó a la cama y lo estrechó fuertemente.
Los zapatos comenzaron a sonar cual si fuesen aplausos y Doña Tacón fue personalmente a darle el pisotón de bienvenida con una sonrisa peculiar. –El señor bota siempre tiene un buen arreglo para todos nosotros hijo- Le dijo. –Yo como tú alguna vez también estuve bajo la lámpara de acusados, y de la misma manera fue mi asombro al escuchar las palabras del señor bota. ¡Bienvenido!.
Apenas pronunciaba esas palabras de Doña Tacón, y zapato de payaso le agradeció de sobremanera.
Todos estaban muy contentos con el nuevo estilo de calzado que había ingresado. Y él, sin duda, pudo sentirse valioso, cómodo y bien recibido por el resto de los habitantes.
Y así, vivieron felices y unidos por siempre.

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