jueves, 6 de marzo de 2008

Mis zapatos desteñidos. Crisstina Pineda

Voy caminando por las calles del Centro Histórico de México con Monse mi mejor amiga, aún las calles están llenas de puestos ambulantes donde podías encontrar todo lo que necesitaras.

Caminamos toda la calle en la que venden bolsas, -¡mira ésa!- dice Monse, y la compra; damos vuelta en la siguiente y es la calle de los maquillajes, -¡uyyy, rimel de Revlon y rubores de Mary Kate, súper baratísimos!- y cada una compramos la dotación de make up para el nuevo año escolar.

Cruzamos a la siguiente calle y ¡oh! ¡Puestos por todos lados de ambulantes ofreciendo zapatos de todo tipo!, a Monse y a mí nos fascinan los zapatos y éste día estamos dispuestas a comprar todo en los puestos ambulantes; nuestras pupilas se dilataron y las dos comenzamos a ver todos los pares de zapatos habidos y por haber en la calle. De repente los vi; sí, eran unos tenis blancos con rosa, sin agujetas y con velero, ¡padrísimos!, ni siquiera lo pensé, los pedí al señor del puesto en mi número y me los llevé.

El lunes por la tarde al entrar en la escuela me los llevé puestos con el uniforme de educación física, a todo el mundo les gustaron, así siempre los llevé cuando me tocaban clases de educación física, y eran fabulosos.

Un día me invitaron a una fiesta, -¿qué me voy a poner? ¿qué me voy a poner?- encontré una blusa negra que mi prima me había regalado y decidí usarla, pero, no tenía zapatos que combinaran, y pensé y pensé, y lo hice, pinté mis tenis de negro con pintura para zapatos y se veían muuuy bien en verdad combinaban perfecto y ni se notaba que no era su color original, así duraron unos cuantos meses.

Una tarde un chico que me gustaba me invitó a jugar basquetbol en el deportivo y acepté, fui a mi casa a cambiarme y resulta que mis tenis no combinaban con los pants (jajaja), y sí, los volví a pintar de blanco, no dejaron de verse geniales, el chico me dijo que mis tenis estaban increíbles y pues a mi me encantó, y así duraron mucho tiempo.

Eso fue en segundo de secundaria ahora que estoy en la universidad aun los tengo y no pienso tirarlos, claro, ahora ya son como grises pero son mis favoritos, son muy cómodos y una que otra vez me imagino cantándole a mi novio la canción de Shakira: te regalo mi cintura y mis labios para cuando quieras besar, aa, mis zapatos desteñidos….

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