miércoles, 5 de marzo de 2008

LA BAÑADERA QUE TE BAÑA


Por Marianne Gómez *MgM*


El tío Carlitos, además, fabrica bañaderas para la gente “de regadera”; se le ocurrió esa idea después de sostener una larga y tendida discusión con mi papá acerca de la inutilidad de las mismas.
Mi tío alegaba que una bañadera es un sitio de encuentro personal; es un lugar en donde literalmente te desnudas en todos los sentidos de la palabra. Cuando uno se baña, reflexiona sobre las cosas que le preocupan, los pendientes del día, analiza la manera en que se siente. Una bañadera debe ser completa y absolutamente ajustada a tu personalidad.
Mi padre, en cambio, argüía que su única función en la vida era la de limpiar la suciedad del cuerpo y que, además, una regadera ordinaria lo hacía de una forma mucho más higiénica y veloz.
El tío Carlitos siempre ha sido muy obstinado y, al contrario de lo que muchas personas harían, tomó estos argumentos para fabricar su primera bañadera para gente a la que llamó “de regadera”.
Consistía en una cómoda tina forrada por dentro de una gruesa capa de hule espuma que propiciaba el confort a la hora de recostarse sobre ella. La particularidad de esta bañadera, era que tenía tres hoyos que conectaban directamente al drenaje, lo cual facilitaba el vacío inmediato del agua que la llenaba; y la otra, era que contaba con seis chorros a potencia colocados a alturas estratégicas para limpiar las zonas que suelen ensuciarse más en el cuerpo. Tres de estos chorros contenían agua mezclada con jabón o shampoo (dependiendo de su ubicación) para que el usuario no tuviera que hacer nada más que recostarse.
Definitivamente era un invento muy efectivo; de alguna manera logró juntar la rapidez de un baño en regadera con el descanso y la comodidad de descansar tranquilamente en una bañadera.

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